Descubre A Guarda: Un Tesoro Escondido en la Costa Gallega

jesanre
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¡Hola, viajeros! ¿Listos para descubrir un tesoro escondido en la costa gallega? Hoy os voy a hablar de A Guarda, un pueblecito marinero que me robó el corazón. Situado en el sur de Pontevedra, justo en la frontera con Portugal, A Guarda es ese lugar donde el río Miño se funde con el Atlántico en un abrazo de postal. ¿Os apetece venir conmigo a explorarlo?

Desembocadura del río Miño

Un paseo por el casco antiguo: viaje en el tiempo

Nada más llegar a A Guarda, lo primero que hice fue perderme por sus callejuelas empedradas. ¡Qué gozada! El casco antiguo es como un laberinto de piedra y historia. Me encantó ver las casas tradicionales gallegas, con sus balcones de madera y sus fachadas llenas de color.

En la plaza do Reló me quedé embobado mirando la torre del reloj, que data nada menos que de 1570. ¡Menudo viaje en el tiempo! Y justo al lado está el Ayuntamiento, un edificio precioso que no podéis dejar de ver.

Otro sitio que me flipó fue la iglesia de Santa María. Es una joya del siglo XII con toques barrocos que te deja con la boca abierta. ¡Ah! Y no os perdáis el convento de San Benito. Aunque ahora es un hotel, conserva su iglesia y tiene un aire misterioso que mola un montón.

Vista panorámica de A Guarda

El puerto: el corazón latente de A Guarda

Si hay un lugar que define A Guarda, ese es su puerto. Es el alma del pueblo, de verdad. Me pasé horas viendo cómo los pescadores llegaban con sus capturas del día. ¡Qué ambientazo!

En el puerto está el Monumento ao Mariñeiro, un homenaje precioso a la gente del mar. Me pareció súper emotivo. Y justo al final del paseo marítimo encontré el Museo do Mar, instalado en una réplica de una antigua atalaya. ¡Menuda pasada! Tiene una colección de objetos de pesca que te transporta a otra época.

Gastronomía: un festín para los sentidos

¡Ojo! Si vais a A Guarda, id con el estómago vacío porque la comida es para morirse. El rey indiscutible es el langostino de A Guarda. ¡Madre mía, qué delicia! Los probé a la plancha, simplemente con un chorrito de limón, y fue una experiencia religiosa.

Pero no todo es marisco. También probé el pulpo á feira, las empanadas y el caldo gallego. ¡Todo buenísimo! Y para rematar, un chupito de licor café. Vamos, que salí rodando de allí.

Monte Santa Trega: donde la tierra toca el cielo

Castro de Santa Trega

Si hay algo que no podéis perderos en A Guarda es subir al Monte Santa Trega. ¡Menudas vistas! Desde arriba se ve todo: el pueblo, la desembocadura del Miño, el océano y hasta Portugal. Es una pasada.

Pero lo mejor no son solo las vistas. En la cima está el Castro de Santa Trega, un poblado prehistórico que te deja flipando. Imaginaros cómo vivían allí hace más de 2000 años. ¡Es una locura!

También visité la capilla de Santa Trega, la patrona del pueblo. Es pequeñita pero muy bonita, y tiene un aire mágico que te envuelve.

Palloza en el monte de Santa Trega

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Playas para todos los gustos

A Guarda tiene playas para dar y tomar. Mi favorita fue Area Grande, una playa enorme de arena dorada perfecta para tumbarse al sol. Pero si buscáis algo más tranquilo, os recomiendo la playa de Fedorento. Es más pequeña y está rodeada de naturaleza. ¡Una pasada!

Y para los más aventureros, las playas fluviales del Miño son una opción genial. La de O Codesal tiene un área recreativa donde hice un picnic de 10.

Playa en A Guarda

Rutas de senderismo: naturaleza en estado puro

Si os gusta el senderismo, A Guarda es vuestro paraíso. Hay un montón de rutas para todos los niveles. Yo hice la Ruta de las Cetarias y me encantó. Va bordeando la costa y te lleva por unos paisajes de infarto.

Otra ruta chula es la que sube al Monte Santa Trega. Es un poco dura, pero las vistas desde arriba merecen cada gota de sudor. ¡Os lo prometo!

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Fiestas y tradiciones: A Guarda en todo su esplendor

Tuve la suerte de estar en A Guarda durante la Festa do Monte, en agosto. ¡Qué pasada! Todo el pueblo se vuelca en la celebración, con música, bailes tradicionales y mucha, mucha comida. Si podéis, intentad coincidir con alguna fiesta local. Es la mejor manera de empaparse de la cultura guardesa.

Consejos prácticos para tu visita

  • La mejor época para visitar A Guarda es entre junio y septiembre. El tiempo es más estable y podréis disfrutar de las playas y las fiestas.
  • Llevad calzado cómodo. Las calles empedradas y las rutas de senderismo lo agradecerán.
  • Probad el vino Albariño. Va de lujo con el marisco y es típico de la zona.
  • Si podéis, alquilad un coche. Así podréis explorar los alrededores con más libertad.

Conclusión: A Guarda, un amor a primera vista

En resumen, A Guarda es uno de esos lugares que te enamoran nada más llegar. Tiene de todo: historia, naturaleza, gastronomía y gente encantadora. Es el sitio perfecto para desconectar y vivir Galicia en estado puro.

Así que ya sabéis, si buscáis un destino diferente para vuestras próximas vacaciones, A Guarda os está esperando. ¡Os aseguro que no os arrepentiréis! Y quién sabe, igual nos cruzamos por allí. ¡Buen viaje!

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